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¿Quién fue el responsable de la muerte de Jesús?

3 min

Las circunstancias que llevaron a la muerte de Jesús fueron caóticas. Una semana antes, estaba atrayendo multitudes masivas. La gente se aglomeraba de cerca solo para verlo y escuchar lo que tenía que decir. Y luego, de repente, todo cambió. Ya sea porque denunció los métodos corruptos para hacer dinero en el templo o porque se estaba haciendo demasiado popular y amenazaba al statu quo, la gente en el poder decidió tomar acción para deshacerse de él.

Trajeron una turba a la mitad de la noche para arrestarlo. Llevaron a cabo un juicio precipitado para hacerlo ver como un criminal. Esto les funcionó y la percepción del público se volcó. Por la mañana, toda una turba liderada por líderes religiosos pedía su muerte. Pero había un problema: según sus leyes, no lo podían matar. Lo declararon culpable y pedían la pena de muerte, pero no la podían llevar a cabo.

Verás, los líderes religiosos tenían un poder similar a lo que las agencias de noticias y los grupos de medios de comunicación tienen hoy en día. Tenían la habilidad de disuadir a la opinión pública — de presentar justo la información correcta para convencerlos a todos del veredicto de culpabilidad, pero no pudieron otorgar el castigo—. Necesitaban de un tercero con autoridad.

Poncio Pilato era ese tercero. Él era el gobernador de Judea, donde todo este caos estaba sucediendo. Los romanos habían colonizado Judea y aunque por eso no fueran apreciados, tenían todo el poder. Así que la turba llevó a Jesús frente a Pilato y demandó la pena de muerte. Pero Pilato no estaba convencido. Él mismo cuestionó a Jesús para tratar de determinar los crímenes de los que podría ser culpable. ¿Qué pudo haber hecho que lo hiciera tan merecedor de la pena de muerte? Pilato no encontró nada. Declaró a las multitudes:

—No encuentro culpa en este hombre.

Y ese es el punto crucial de la historia. Los líderes religiosos y la turba querían muerto a Jesús, y Pilato era el único que podía matarlo legalmente, pero Pilato estaba seguro de que Jesús era inocente. Tenía la autoridad de salvarle la vida a un hombre inocente, pero una turba hostil estaba a sus puertas — una turba que solo se agitaría y tornaría más violenta aún si no se cumplían sus demandas—.

Los disturbios civiles lo harían lucir muy mal como gobernador, así que ¿qué hizo? Sentenció a muerte a Jesús. Pero mientras lo hizo, trató una vez más de sacudirse la culpa de matar a un hombre inocente. Se lavó las manos en público frente a la turba. Con eso, les señaló que la sangre de Jesús estaría en las manos de ellos — ellos eran los responsables, no él—.

Ahí está esa idea de responsabilidad otra vez. ¿Quién es ultimadamente el responsable? ¿Lo fueron los líderes religiosos que organizaron y orquestaron el arresto? ¿La turba que pidió la muerte de Jesús? ¿Los transeúntes que sabían que Jesús era inocente, pero se sentaron en silencio, intentando mantenerse fuera de vista de la violencia de la turba? ¿Fue Pilato — a quien se le dio la autoridad de matar o salvar, pero decidió que era más fácil eludir esa responsabilidad y dejar a un hombre inocente morir en vez de enfrentar la ira de la turba y la culpa de la decisión—? ¿Los soldados romanos que llevaron a cabo la sentencia y clavaron a Jesús en la cruz? ¿O tal vez todas de las anteriores? Es una pregunta complicada con muchas variables y es así de complicada fuera de la historia de Jesús.

Cuando alguien es condenado erróneamente, ¿quién es el responsable? ¿Quien cometió el crimen? ¿Los oficiales que hicieron el arresto injustificado? ¿El fiscal que usó evidencia engañosa? ¿El jurado que determinó el veredicto de culpabilidad? ¿El juez que golpea el martillo? ¿Las incontables personas que sintieron en su corazón que no era bueno lo que se estaba haciendo, pero se quedaron calladas?

La manera en la que Jesús respondió al encarar la injusticia sugiere que estamos haciendo la pregunta incorrecta cuando preguntamos a quién culpar. Cuando estaba clavado en la cruz, perdonó de forma audible a quienes lo pusieron en ella. No consideró a nadie responsable. Cuando Jesús fue objeto de la injusticia, él eligió perdonar. E hizo un llamado a los demás a ver hacia su interior y hacer lo mismo. En un mundo acusador y culpabilizador, el enfoque de Jesús es radical. Pensamos que si siguiéramos este enfoque, todo cambiaría.

Una semana antes, estaba atrayendo multitudes masivas. La gente se aglomeraba de cerca solo para verlo y escuchar lo que tenía que decir. Y luego, de repente, todo cambió. Ya sea porque denunció los métodos corruptos para hacer dinero en el templo o porque se estaba haciendo demasiado popular y amenazaba al statu quo, la gente en el poder decidió tomar acción para deshacerse de él.

Trajeron una turba a la mitad de la noche para arrestarlo. Llevaron a cabo un juicio precipitado para hacerlo ver como un criminal. Esto les funcionó y la percepción del público se volcó. Por la mañana, toda una turba liderada por líderes religiosos pedía su muerte. Pero había un problema: según sus leyes, no lo podían matar. Lo declararon culpable y pedían la pena de muerte, pero no la podían llevar a cabo.

Verás, los líderes religiosos tenían un poder similar a lo que las agencias de noticias y los grupos de medios de comunicación tienen hoy en día. Tenían la habilidad de disuadir a la opinión pública — de presentar justo la información correcta para convencerlos a todos del veredicto de culpabilidad, pero no pudieron otorgar el castigo—. Necesitaban de un tercero con autoridad.

Poncio Pilato era ese tercero. Él era el gobernador de Judea, donde todo este caos estaba sucediendo. Los romanos habían colonizado Judea y aunque por eso no fueran apreciados, tenían todo el poder. Así que la turba llevó a Jesús frente a Pilato y demandó la pena de muerte. Pero Pilato no estaba convencido. Él mismo cuestionó a Jesús para tratar de determinar los crímenes de los que podría ser culpable. ¿Qué pudo haber hecho que lo hiciera tan merecedor de la pena de muerte? Pilato no encontró nada. Declaró a las multitudes:

—No encuentro culpa en este hombre.

Y ese es el punto crucial de la historia. Los líderes religiosos y la turba querían muerto a Jesús, y Pilato era el único que podía matarlo legalmente, pero Pilato estaba seguro de que Jesús era inocente. Tenía la autoridad de salvarle la vida a un hombre inocente, pero una turba hostil estaba a sus puertas — una turba que solo se agitaría y tornaría más violenta aún si no se cumplían sus demandas—.

Los disturbios civiles lo harían lucir muy mal como gobernador, así que ¿qué hizo? Sentenció a muerte a Jesús. Pero mientras lo hizo, trató una vez más de sacudirse la culpa de matar a un hombre inocente. Se lavó las manos en público frente a la turba. Con eso, les señaló que la sangre de Jesús estaría en las manos de ellos — ellos eran los responsables, no él—.

Ahí está esa idea de responsabilidad otra vez. ¿Quién es ultimadamente el responsable? ¿Lo fueron los líderes religiosos que organizaron y orquestaron el arresto? ¿La turba que pidió la muerte de Jesús? ¿Los transeúntes que sabían que Jesús era inocente, pero se sentaron en silencio, intentando mantenerse fuera de vista de la violencia de la turba? ¿Fue Pilato — a quien se le dio la autoridad de matar o salvar, pero decidió que era más fácil eludir esa responsabilidad y dejar a un hombre inocente morir en vez de enfrentar la ira de la turba y la culpa de la decisión—? ¿Los soldados romanos que llevaron a cabo la sentencia y clavaron a Jesús en la cruz? ¿O tal vez todas de las anteriores? Es una pregunta complicada con muchas variables y es así de complicada fuera de la historia de Jesús.

Cuando alguien es condenado erróneamente, ¿quién es el responsable? ¿Quien cometió el crimen? ¿Los oficiales que hicieron el arresto injustificado? ¿El fiscal que usó evidencia engañosa? ¿El jurado que determinó el veredicto de culpabilidad? ¿El juez que golpea el martillo? ¿Las incontables personas que sintieron en su corazón que no era bueno lo que se estaba haciendo, pero se quedaron calladas?

La manera en la que Jesús respondió al encarar la injusticia sugiere que estamos haciendo la pregunta incorrecta cuando preguntamos a quién culpar. Cuando estaba clavado en la cruz, perdonó de forma audible a quienes lo pusieron en ella. No consideró a nadie responsable. Cuando Jesús fue objeto de la injusticia, él eligió perdonar. E hizo un llamado a los demás a ver hacia su interior y hacer lo mismo. En un mundo acusador y culpabilizador, el enfoque de Jesús es radical. Pensamos que si siguiéramos este enfoque, todo cambiaría.

Marcos 14:53-65; Mateo 27:23-24; Lucas 23:34; Juan 8:1-11

Scripture References: Marcos 14:53-65, Mateo 27:23-24, Lucas 23:34, Juan 8:1-11
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