Estábamos reflexionando sobre cómo Jesús y sus discípulos eran vistos en su época. Si las autoridades o líderes religiosos los hubieran visto caminando por la calle o pasando el tiempo en la esquina, ¿qué hubieran pensado de ellos? De repente, se nos ocurrió. Hubieran sido vistos como buscapleitos. Y Jesús era su cabecilla.
Mateo, uno de sus seguidores, era un judío que en el pasado recaudaba impuestos para los romanos. En esencia, era visto como un traidor sinvergüenza. Algunos discípulos se oponían intensamente a Herodes el Grande. Otros eran vistos como marginados incultos. Eran etiquetados y llamados varias cosas duras y severas. Pero lo más importante es que seguro eran vistos como una amenaza al sistema; lo que quería decir que las personas en el poder y de las clases altas no los querían en sus vecindarios ni sinagogas.
Hoy en día no es muy diferente. Si vemos jóvenes de una raza o cultura distinta vestidos de cierta manera o con un estilo de cabello diferente, frecuentemente los juzgamos de inmediato. Usualmente de forma negativa. Pudiera hacernos sentir incómodos o incluso ser antipáticos hacia ellos. Es un prejuicio subconsciente que todos tenemos hacia las personas distintas a nosotros. Ni conocemos al individuo y, sin embargo, ya lo hemos etiquetado.
Jesús no juzgaba a los demás por su apariencia. Él veía sus corazones. Eso quería decir llegar a otros fuera de su círculo o de la sociedad convencional para conocerlos individualmente. Fue criticado, incluso ridiculizado, por hacerlo, pero no le importaba porque los amaba a todos, incluso cuando esto significaba que sería mal juzgado por lo amigos que hacía y los compañeros que tenía.
Una de las cosas interesantes que pasó cuando estábamos produciendo esto fue el casting. Queríamos usar gente que creíamos que provocaría que otros los juzgaran inmediatamente. Verán que ninguno de ellos está haciendo nada malo ni ilegal. Tal vez es porque están corriendo por un callejón, andando en patineta, pasando el tiempo en una esquina o saltando una verja, pero los espectadores han sido condicionados por la sociedad a asumir que algo se traen entre manos. Probablemente algo ilegal o criminal.
Fue bastante deliberado el mostrar el prejuicio subconsciente que todos tenemos y que debemos superar si vamos a fomentar confianza, amor y paz entre nosotros
