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Jesús también estuvo en relaciones dañinas.

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Estábamos pensando cómo habrían sido las relaciones de Jesús con sus amigos y familiares y lo que descubrimos nos sorprendió. Las pinturas en colores pastel e imágenes de Jesús muy a menudo lo representan pasando momentos maravillosos y tranquilos con sus seres queridos, pero si vemos más de cerca, encontramos que la situación es mucho más complicada.

Poco después de haber empezado su ministerio público, Jesús volvió a su pueblo natal a compartir su mensaje. Toda una multitud se reunió para escucharlo hablar. Para cuando terminó de hablar, ya pedían matarlo. Hasta intentaron tomar cartas en el asunto y tirarlo de un precipicio. Si leemos esta historia demasiado rápido, podría pasársenos por alto el hecho de que la misma gente que quería matarlo creció con él. Pudieron haber sido amigos y vecinos que lo conocieron de niño. Y ese no es el único ejemplo de una relación amarga. Uno de los amigos más cercanos de Jesús lo entregó a las autoridades a cambio de dinero. Y otro negó que lo conocía mientras Jesús estaba siendo arrestado. Su familia dudaba de él y su propia madre probablemente sentía las tensiones en las relaciones que genera un ministerio de tiempo completo.

El punto es que las relaciones de Jesús no eran perfectas, ni de cerca. La traición, la duda, la inseguridad, el desacuerdo y la distancia oscurecían el panorama, incluso para Jesús. Él no podía evitar la tensión en las relaciones, pero nos dio un modelo de cómo responder a ellas y trabajar para componerlas. ¿Su modelo? Paciencia y perdón radicales.

Esto podría haber sido mejor ilustrado en una historia que él contaba sobre un padre e hijo. El hijo pidió su herencia mientras su padre aún vivía. Al hijo le importaba más el dinero que la relación con su padre. El padre lo complació y el hijo se marchó y gastó el dinero hasta quedar completamente arruinado y sin nada. El hijo decidió regresar a casa, a su padre, y humildemente pedirle trabajo. No para reclamar su lugar como hijo sino como uno de sus muchos empleados. A medida que caminaba hacia la casa, el padre lo vio desde lejos y corrió a abrazarlo. A perdonarlo. A darle la bienvenida a casa como hijo.

Reparar las relaciones dañadas es extremadamente difícil y el perdón del que Jesús no solo hablaba, sino que demostraba, es a menudo caótico y complicado. Pero necesitas saber que si llegas a sentir esa punzada de dolor en tus relaciones, Jesús también la sentía, y que te anime la determinación de Jesús de reparar lo dañado.

**Si te encuentras en una relación abusiva, por favor busca ayuda. El llamado de Jesús a perdonar no debe ser usado incorrectamente para manipular a las personas a quedarse en relaciones abusivas. Busca tu seguridad primero.

Referencias bíblicas: Lucas 4:14-30, Lucas 22:1-6, Mateo 26:69-75, Marcos 3:21, Lucas 15:11-32
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