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Jesús acogía a los raros.

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Raro es un término relativo. Todos tenemos gustos o aversiones o tendencias que otros podrían considerar raros. Algunas personas piensan que lo que estamos haciendo es raro: crear una campaña enfocada en la humanidad de Jesús, un hombre que se convirtió en la figura religiosa más prominente del mundo. Pero cuando leemos sobre Jesús, no podemos evitar apreciar la frecuencia con la que les hacía espacio a los marginados, despreciados y a quienes la sociedad consideraba «raros».

Su círculo íntimo de discípulos, por ejemplo, no lo formaban eruditos religiosos, sino obreros, pescadores, burócratas que habían sido corruptos y zelotes violentos reformados. Sin duda era un grupo raro para empezar un movimiento de amor.

Y existe esta historia sobre un recaudador de impuestos corrupto llamado Zaqueo. Fue denigrado por su propia gente. Un recaudador de impuestos corrupto que trabajaba para la fuerza de ocupación extranjera del Imperio Romano que se hizo rico extorsionando y cobrando impuestos de más a sus compatriotas. Ah… y también era muy bajito.

Para cuando él y Jesús se cruzaron en el camino, Jesús ya había desarrollado una notoriedad significativa como sanador y maestro. Multitudes lo seguían a todas partes. Cuando una multitud pasó por donde estaba, Zaqueo sintió curiosidad por ver de qué se trataba todo el alboroto, así que se subió a un árbol para ver por encima de la multitud de espectadores de estatura promedio que le bloqueaban la vista. Y de toda la gente por la que Jesús pasaba, y de toda la gente que lo seguía por el camino, Jesús únicamente se detuvo por este hombre bajito y extraño, subido en un árbol, que no le caía bien a nadie.

Raro. Pero poderoso. Pasaron tiempo a solas en la casa de Zaqueo, y esa breve visita juntos cambió la vida de Zaqueo. Devolvió el dinero (y más) que les había extorsionado a sus compatriotas oprimidos. La gente se maravilló de cómo una visita con este maestro del amor cambió para siempre a esta persona bajita y rara.

Y también nos enamoramos de la historia de María Magdalena —una de las primeras y más devotas seguidoras de Jesús—. A medida que el movimiento de Jesús crecía, ella permaneció como miembro leal de su círculo íntimo, pero la Biblia registra su historia como alguien que estaba poseída por demonios. La tradición le asignó aún más etiquetas a ella y a su pasado, desde ser prostituta hasta mucho más.

Me atrevo a decir que ella tuvo una gran cantidad de retos y que no los conocemos todos, pero indudablemente ella no encajaba en el molde que la mayoría de personas asumiría que caracteriza a un seguidor devoto y amoroso de Jesús. Pero Jesús la acogió con los brazos abiertos, la ayudó a superar sus problemas y le dio un rol importante en su movimiento. Fue uno de los muchos casos en que personas que lidiaban con trastornos espirituales, mentales y emocionales —incluso personas con un pasado cuestionable— no solo fueron cuidadas, sino incluidas en la comunidad de Jesús de manera significativa.

Jesús acogía a los raros, amaba a los raros y creó un movimiento lleno de raros que terminó cambiando al mundo. Este ejemplo nos recuerda que cada persona tiene un valor increíble, y que su historia e identidad, por muy extrañas que sean, son hermosas e importantes.

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