Si alguien te preguntara si quisieras ser rico, la respuesta para muchos de nosotros sería, «Por supuesto». Nuestra sociedad glorifica a los ricos y sus cosas caras. Imaginamos que nuestras vidas serían más fáciles o más glamorosas si tuviéramos grandes cantidades de dinero. Así que le preguntamos a personas al azar en la calle si eran ricas. Sus reacciones iniciales fueron acerca de los saldos de sus cuentas bancarias o el tamaño de sus casas, pero al reflexionar un poco más, la mayoría de ellas empezaron a reconocer que eran ricas de otras maneras —contaban con una riqueza que proviene de adentro—. ¿Podría Jesús, un hombre con pocas posesiones materiales, haber sido considerado rico? Esperamos que explores a mayor profundidad lo que significa ser rico de la forma en que Jesús enseñó en «Una vida de riqueza».