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¿Alguna vez se estresó Jesús?

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Al contemplar las millones de personas en el mundo que luchan contra la ansiedad, nos preguntamos a nosotros mismos, ¿Acaso también Jesús lidió con la tensión, los nervios y el estrés? Sí. Lo hizo.

Una noche, sintió un estrés agobiante porque sabía que pronto afrontaría el riesgo de arresto, tortura y hasta ejecución. Esto le creó una carga inimaginable.

Tal y como muchos lo hacen al estar bajo estrés, Jesús escapó a un lugar tranquilo: un jardín de olivos antiguos en la ladera de una montaña. Trajo consigo algunos amigos para soporte emocional y oración. Desbordados de cansancio, sus amigos no pudieron mantenerse despiertos mientras él le suplicaba a Dios por otra manera. Pero él sabía que no la había: tenía que cargar esta cruz.

Jesús dijo que su alma estaba afligida al punto de muerte: así es como él describió el estrés que sentía. Supuestamente sufrió de hematohidrosis, una extraña condición causada por estrés emocional agudo donde las glándulas sudoríficas se rompen, causando que excreten sangre. Claramente, estaba desafiado por lo que estaba afrontando, aun cuando sabía que su muerte demostraría su amor y cambiaría al mundo.

Sus adversarios los capturaron más tarde esa noche en el jardín. Sin embargo, a pesar de su inhabilidad de hallar consuelo, Jesús encontró la fuerza para enfrentarse a sus acusadores y entregarse voluntariamente y sin violencia, sabiendo que su muerte propagaría todavía más su mensaje de amor radical.

Referencias bíblicas: Romanos 5:6-8
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