El video La lucha captó mi atención con sus imágenes y luego me presentó la idea de que Jesús batallaba económicamente. Y que él es como nosotros. Mmm. Solo pensar en esto detiene en seco a alguien como yo. Nadie me está pidiendo dinero. Nadie espera que yo cambie. No hay ninguna expectativa más que considerar que Jesús luchaba como yo. Como la mayoría de nosotros.
No es un mensaje típico y sin embargo lo es todo. Todo menos lo ordinario. La idea de que Jesús es tal como yo, contrariamente al mensaje de que yo soy la que debe cambiar para ser como él, me parece extraordinaria. Esta idea transforma completamente mi pensamiento en torno a Jesús. Me permite separar la idea de Jesús de la idea de la religión. Yo soy muy escéptica de cualquier mensaje religioso. Pero este mensaje no viene con ninguna solicitud ni tarea que cumplir.
Al ser yo alguien que instantáneamente se torna defensiva o escéptica cuando la religión aparece en una conversación, pienso que toda la noción de que Jesús es como yo y que por lo tanto tenemos algo en común — y que pasó por las cosas que yo estoy pasando — sin ninguna expectativa de reciprocidad (ni de pagar) para conocerlo, es un mensaje completamente diferente a cualquier mensaje que jamás he escuchado. Es la primera vez que puedo recordar haber recibido a sabiendas un mensaje religioso al que no le quité mi atención de inmediato.
Si queda algo de esperanza en nuestro mundo hoy en día, es porque la gente va a actuar con compasión, misericordia y amor — todos estos, atributos frecuentemente asociados con Jesús, aun por los no creyentes—.
