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¿Nos está dejando insatisfechos nuestra búsqueda de grandeza?

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Probablemente no sea una exageración decir que todos queremos ser felices. Pero hoy en día, parece que la mayoría de nosotros no lo somos. Al menos no del todo. Para ser precisos, el 97 % de las miles de personas en Estados Unidos a quienes les preguntamos, están hartas de algo. 

He Gets Us pasó varias semanas viajando por todo el país intentando averiguar por qué: por qué estamos tan divididos, ansiosos, aislados y frustrados. No tenemos todas las respuestas, pero empezamos a sospechar que nuestro descontento podría estar relacionado con el hecho de que muchos de nosotros buscamos la plenitud y el florecimiento en nuestra búsqueda de grandeza. Y eso no debería sorprendernos. Este país tiene sus cimientos en la búsqueda de la grandeza. El sueño americano se trata de impulsarte a ti mismo en tu camino hacia el éxito y la felicidad y la plenitud. Queremos construir negocios exitosos, mejorar nuestra reputación y nuestras cuentas bancarias, y llegar a la cima. Esa es la receta para la felicidad y la alegría, ¿no es así? 

Pero el sueño no se está cumpliendo. Hablamos con personas de todo el país y de toda clase social. Platicamos con personas que han llegado a la cima y con personas que están volviendo a levantarse tras haber tocado fondo —y prácticamente todos estamos hartos, al menos un poco—. Entonces, ¿nos estamos equivocando de objetivo? Jesús parecía pensar que sí. 

Si retrocedemos en el tiempo 2,000 años, podemos entender que, al igual que nosotros, la gente llevaba consigo todo tipo de descontento y, al igual que nosotros, deseaba grandeza. Hay un momento en la Biblia en el que los discípulos de Jesús estaban discutiendo sobre quién de ellos era el más grandioso, y cuando le pidieron a Jesús que resolviera la discusión, él le dio un giro completo a la definición de grandeza. Jesús dijo que el más grandioso es aquel que es humilde: aquel que sirve a los demás. Para Jesús, no se trataba de llegar a la cima, sino de levantar a los demás. ¿Y este servicio humilde del que hablaba Jesús? También fue su respuesta al descontento que veía a su alrededor. 

Entonces, ¿qué está en juego aquí? Si Jesús tiene razón en esto, cuando reconfiguramos nuestras vidas para buscar su versión de grandeza, existe la posibilidad de que no solo ayudemos a los demás a superar su descontento, sino que también descubramos que estamos buscando algo que no nos dejará con las manos vacías: una grandeza que realmente conduce a la plenitud.

PROFUNDIZA MÁS:


El 97 % de nosotros está harto de algo. ¿Estamos hartos de lo mismo?


Jesús fue en busca de los insatisfechos. ¿Qué pasaría si hiciéramos lo mismo?

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